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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Del Bicentenario a los Acuerdos.

La semana pasada concluía este breve espacio de opinión con una pregunta ¿dónde están hoy en día los patriotas, los políticos desinteresados, los idealistas, los constructores de una nación? –en un México sumido en la incertidumbre del mañana. Interrogante que tiene su lógica si analizamos el a priori histórico del Congreso Mexicano, que es al final del camino la rémora que inhibe el desarrollo de este país, pues más allá de que a lo largo de la historia nacional sean más los hechos dignos de mencionar sobre el actuar de los representantes populares como fuera el caso de Andrés Quintana Roo, Belisario Domínguez o Gilberto Bosques (en diferentes épocas por mencionar sólo algunos), todos ellos prohombres por su estatura moral e incorruptible visión de Estado; en cambio, son diversos los tristes capítulos de la historia que nos demuestran que en el Congreso Mexicano lejos de dominar la racionalidad, apremia la negociación burda, la opacidad siendo el principal bloque de cerrazón que tiene

La Nota de Hoy

EL GRITO DEL BICENTENARIO.

Nadie puede negar, como bien lo afirma Denise Maerker que, el Grito de Independencia, “es la ceremonia en la que recordamos que somos parte de un todo que nos trasciende, de una comunidad que comparte una historia, un presente y un futuro”, más allá de si se han cumplido a cabalidad los ideales de aquellos hombres y mujeres que apostaron su vida por un futuro más prometedor, tal y como lo mencione la semana pasada. Es cierto que como país tenemos deficiencias en lo social y en lo económico, un país que es presa del narcotráfico al grado de que el crimen controla policías, logra infiltrar la cadena completa de la seguridad y la justicia, cobra derechos de piso equivalente a impuestos, realiza secuestros, financia campañas, incide en las elecciones, lava dinero en gran escala, amedrenta a altos funcionarios, ejerce sin consecuencia legal la violencia. Pero ante esta cruda realidad, bien vale la pena hacer un poco de historia, recordar que tenemos un pasado común de luchas, de anhelos, de

Reflexionemos nuestra historia.

Ante la efervescencia de la conmemoración de 200 años del inicio del movimiento de Independencia de México, más allá de la celebración popular que habrá lugar en estos días cuyo propósito es motivar un nacionalismo hasta cierto punto producto de la mercadotecnia política más que de una verdadera identidad nacional, bien vale la pena hacer algunas reflexiones y valorar cuánto en verdad hemos cambiado, qué ha hecho falta para transformar a México y donde están nuestros errores como sociedad para seguir emulando un discursos triunfalista cada sexenio. Comencemos por señalar que las razones del movimiento de independencia originales se perdieron en los anales de la historia, se nos olvidó que la independencia fue un medio y no un fin para alcanzar aquello que aquellos hombre y mujeres que empeñaron su vida en aras de la libertad consideraron la esencia del movimiento insurgente: ser libres para así poder mejorar y aumentar su calidad de vida – que contrariedad de nuestra lacónica realidad