Nadie puede negar, como bien lo afirma Denise Maerker que, el Grito de Independencia, “es la ceremonia en la que recordamos que somos parte de un todo que nos trasciende, de una comunidad que comparte una historia, un presente y un futuro”, más allá de si se han cumplido a cabalidad los ideales de aquellos hombres y mujeres que apostaron su vida por un futuro más prometedor, tal y como lo mencione la semana pasada. Es cierto que como país tenemos deficiencias en lo social y en lo económico, un país que es presa del narcotráfico al grado de que el crimen controla policías, logra infiltrar la cadena completa de la seguridad y la justicia, cobra derechos de piso equivalente a impuestos, realiza secuestros, financia campañas, incide en las elecciones, lava dinero en gran escala, amedrenta a altos funcionarios, ejerce sin consecuencia legal la violencia. Pero ante esta cruda realidad, bien vale la pena hacer un poco de historia, recordar que tenemos un pasado común de luchas, de anhelos, de