Bajo el título “Las Elecciones en Puebla y la continuidad de la dominación priista” Yemile Mizrahi investigadora del CIDE, realiza un análisis de las elecciones en la entidad poblana en el año de 1998; de dicho estudio se desprenden importantes e interesantes revelaciones a considerar hasta el día de hoy, tomando en consideración que el voto a favor del PRI ha caído significativamente a lo largo y ancho del país durante los últimos años y pese al repunte que este partió tuvo el año pasado, sobre todo por su comportamiento electoral en las elecciones locales donde hasta la fecha sigue conservando a sus votantes como es el caso de la entidad poblana. Uno de los temas que estudia con particular cuidado es el impacto de la evaluación del desempeño del gobierno sobre la preferencia electoral, que ha dejado hasta hoy mucho que desear y pocos resultados palpables de eficiencia administrativa. Los resultados de la evaluación revelan que el PRI tiene la capacidad de mantener a sus votantes aun cuando estos no están de acuerdo con el desempeño de sus gobernantes – particularidad que conserva el priísmo hoy por hoy. Para el Partido Acción Nacional por su parte, el principal partido opositor y visible en el estado, estos resultados demuestran que el descontento de la población no necesariamente se traduce en votos a favor de este partido, dato importante para el análisis de su campaña de desprestigio hacia Gobernador Marín y principal argumento discursivo de su dirigencia. Por ende tal y como lo he afirmado en otras ocasiones, el fortalecimiento de este Instituto Político liderado en la entidad por una camarilla de mediocres, depende de la capacidad real para penetrar al electorado de manera permanente y no solo durante periodos electorales de manera inconsistente como lo ha demostrado hasta estos días.
Otra variable interesante de analizar en este proceso electoral es sin duda, el desencanto ciudadano. Para este año se prevé que el abstencionismo será superior a la elección legislativa federal de 2003 en México. Hemos visto ya que el desarrollo económico y social fueron durante años una variable decisiva en los resultados electorales, pero a la inversa de lo que ocurre en los países democráticos; en México, a menor desarrollo, mayor participación había, lo que podría justificarse por las prácticas clientelares y corporativas de antaño con algunos resquicios de feudalismo moderno como aún sucede en la mixteca y la sierra poblana. Así pues en la medida en que dichas prácticas han venido disminuyendo con la democratización electoral (y perdiendo su eficacia) la relación entre desarrollo social y abstencionismo se ha desdibujado, y hoy dicha variable ya no cuenta tanto. En cambio, otra variable clave para el futuro democrático del país es la concurrencia de elecciones estatales para gobernador tema que hasta hoy no ha sido abordado de manera responsable por los legisladores priistas en el congreso estatal al grado de encontrarse en litis la última reforma electoral en el estado; tal vez la lógica de ello sea seguir manteniendo su voto duro durante los procesos electorales para evitar duras derrotas por el voto de la sociedad civil que se ha decepcionado al grado de generar un hartazgo de los procesos electorales continuos.
Todos estos factores de estudio son la verdadera caja de Pandora que debieran analizar los estrategas electorales tanto para mantener su estatus quo – caso priista, o incentivar definitivamente a la sociedad civil a salir a votar por propuestas claras más allá de la retórica para el caso panistas (cosa que creo será imposible de conseguir). En fin, sobre esta dinámica histórica se desarrollará un nuevo proceso electoral, donde como siempre el principal derrotado será el electorado.
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