A unos días de que inicie el desglose del Quinto Informe del Gobierno Marinista, caminar por los pasillos del Congreso del Estado más que ser un bunker de cabilderos y funcionarios por justificar la pobre actuación de los Secretarios de Estado, quienes sólo reiteran su voluntad política por el desarrollo de Puebla en próximas fechas, es toda una pasarela; estos días como nunca nuestros diputados y desde luego nuestras diputadas – con aquello del género – llegan bien peinaditos y más temprano que de costumbre por ser los primeros días de sesiones del año, el orden del día da cuenta de múltiples comunicaciones de ciudadanos que atestiguan los abusos que impunemente comenten los presidentes municipales a lo largo y ancho de la entidad; sólo un punto en concreto de la sesión ordinaria del día jueves llama la atención de los presentes, la discusión en el Pleno del dictamen de la Comisión de Gobernación por virtud de la cual se resuelve no ratificar como magistrado electoral a Germán López Brun, dando así por cumplida la sentencia de la Suprema Corte de Justicia resultado de un largo y tortuoso juicio constitucional promovido por el ex magistrado electoral, quien se fue finalmente con las manos vacías. Mientas tanto, los diputados intercambian puntos de vista, sonríen y se toman fotografías, algunos afinan los cuestionamientos que harán sobre la administración estatal, otros más discurren con los medios de comunicación su diagnóstico del proceso electoral que se avecina; todo es camaradería, otros más – los menos – ya sólo cumplen el requisito de pasar lista en su curul con tal de que no les descuenten su dieta, en espera sólo de ajustar los tiempos electorales para registrarse y contender por una alcaldía municipal.
Sin embargo, después de dos años de participación en la alta tribuna del estado, pocos parecen entender que Puebla requiere que sus legisladores no pierdan el tiempo con anécdotas secundarias que llenan las páginas de los diarios y los tiempos electrónicos con incidentes menores o escándalos mediáticos como el caso del célebre “Pepe Momoxpan”, pues los poblanos consideramos ello una completa pérdida de tiempo y toda una desfachatez de parte de aquellos que dicen ser nuestros representantes. Hoy como en otros tiempos, se requiere de voluntad política más que voluntarismo de acciones, se requiere que los legisladores antes de concluir su gestión, saquen lo mejor de sí para llevar a la mesa de discusión los temas que a la sociedad poblana le preocupan. Se requiere de legisladores capaces de encontrar coincidencias en vez de diferencias, legisladores que no sólo impulsen en el discurso la agenda legislativa sino en el debate parlamentario, pues nadie puede hoy en día justificar tardanzas y debates inútiles, ni mucho menos aceptar que en el Congreso se diga mucho, se hable más y se haga poco.
Pronto nuevos legisladores vendrán y tres años nuevamente tardarán en aprender y, al final, sólo un panorama sintético de la actuación parlamentaria existirá, de ahí el por qué cada día son más la voces ciudadanas que buscan y quieren intervenir en la dirección de los asuntos públicos, que exigen que las cualidades de quienes desean ser legisladores cumplan un perfil de mayor calidad y con un compromiso más serio para enaltecer la noble representación que ostentan, de la cual es un error seguir considerándola sólo en términos económicos.
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