Una semana más de la agenda política ha concluido y con ella la renuncia del Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont a su militancia partidista por motivos personales, que apuntan principalmente al debate sobre la alianza pragmática de Acción Nacional con el PRD, cuya única justificación es formar un bloque opositor capaz de acabar con la hegemonía de los gobernadores priistas, pese a las contradicciones ideológicas que han quedado sólo en el anecdotario de los dirigentes partidistas y que será al final de cuentas un punto álgido de la vida democrática nacional.
La semana transcurrió y con ella también el problema del gobierno federal por encontrar puntos en común de qué y con quién negociar en el PRI una amplia reforma política que saque al país del bache en el cual está sumergido. Y en donde como bien plantea Liébano Sáenz “empoderar al ciudadano a costa de los partidos es un error”, pues impulsar una reforma radical debe buscar una transformación más concreta a los partidos, para someterlos a la legalidad democrática.
En el ámbito local, el priismo estatal tuvo que replantear su estrategia electoral luego de la resolución del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que validó las reformas a la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales de Baja California, en el sentido de que quienes fueren designados como candidatos a cargos de elección popular, en forma directa, sin que mediare proceso democrático de selección interna, no podrán realizar actos o propaganda electoral; a fin de evitar mayores fracturas de su militancia en el interior del estado por la imposición de candidaturas en las alcaldías y las diputaciones locales.
Por su parte, los panistas este fin de semana legitimaron como era de esperar a Rafael Moreno Valle, como su candidato rumbo a los comicios del 4 de julio para suceder a Mario Marín en Casa Puebla. Con ello Moreno Valle se convierte en el mejor candidato en que muchos años hubiera tenido acción nacional al gobierno del Estado y con amplias posibilidades de lograr la alternancia tan soñada en la entidad poblana. Será a partir de estas semanas que la desbandada de prestigiados militantes del otrora partido en el poder inicie el hexodo de apoyo al candidato albiazul fortaleciendo así su candidatura de cara al proceso constitucional.
Pero del mismo modo la semana pasada dejo el testimonio de que la corrupción y la inmoralidad en algunos medios de comunicación poblanos siguen tan presente como en la época de la inquisición, por lo que bien valdría la pena preguntarnos si la prensa, hoy, es realmente libre; si los periodistas – como el caso particular de Charlen Alpuche – ejercen su trabajo con libertad y seguridad; si las denuncias en todos los ámbitos, tienen un cauce efectivo; si existen personajes que detentan cargos públicos, involucrados en actos de corrupción o si todo lo anterior es sólo producto de nuestra imaginación.
Así continua la agenda política, entre dimes y diretes, que nos dan de que hablar a los columnistas.
La semana transcurrió y con ella también el problema del gobierno federal por encontrar puntos en común de qué y con quién negociar en el PRI una amplia reforma política que saque al país del bache en el cual está sumergido. Y en donde como bien plantea Liébano Sáenz “empoderar al ciudadano a costa de los partidos es un error”, pues impulsar una reforma radical debe buscar una transformación más concreta a los partidos, para someterlos a la legalidad democrática.
En el ámbito local, el priismo estatal tuvo que replantear su estrategia electoral luego de la resolución del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que validó las reformas a la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales de Baja California, en el sentido de que quienes fueren designados como candidatos a cargos de elección popular, en forma directa, sin que mediare proceso democrático de selección interna, no podrán realizar actos o propaganda electoral; a fin de evitar mayores fracturas de su militancia en el interior del estado por la imposición de candidaturas en las alcaldías y las diputaciones locales.
Por su parte, los panistas este fin de semana legitimaron como era de esperar a Rafael Moreno Valle, como su candidato rumbo a los comicios del 4 de julio para suceder a Mario Marín en Casa Puebla. Con ello Moreno Valle se convierte en el mejor candidato en que muchos años hubiera tenido acción nacional al gobierno del Estado y con amplias posibilidades de lograr la alternancia tan soñada en la entidad poblana. Será a partir de estas semanas que la desbandada de prestigiados militantes del otrora partido en el poder inicie el hexodo de apoyo al candidato albiazul fortaleciendo así su candidatura de cara al proceso constitucional.
Pero del mismo modo la semana pasada dejo el testimonio de que la corrupción y la inmoralidad en algunos medios de comunicación poblanos siguen tan presente como en la época de la inquisición, por lo que bien valdría la pena preguntarnos si la prensa, hoy, es realmente libre; si los periodistas – como el caso particular de Charlen Alpuche – ejercen su trabajo con libertad y seguridad; si las denuncias en todos los ámbitos, tienen un cauce efectivo; si existen personajes que detentan cargos públicos, involucrados en actos de corrupción o si todo lo anterior es sólo producto de nuestra imaginación.
Así continua la agenda política, entre dimes y diretes, que nos dan de que hablar a los columnistas.
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