Será este miércoles cuando de inicio el X Congreso Nacional organizado por la Escuela Libre de Derecho de Puebla, el cual lleva por título “México en tus manos: una generación bicentenaria”, mismo que está orientado a que los jóvenes hagan consciencia de los diversos problemas que padece México y planteen entre otras acciones, propuestas para encaminar un mejor país.
En este sentido bien vale la pena reflexionar acerca de lo mucho que nuestra generación puede aportar para responder cuestiones tan simples y tan complejas en el mundo actual, a la luz de preguntas como: ¿por qué los jóvenes cada vez participamos menos en los asuntos públicos?, ¿qué es mejor la reelección o la ampliación de periodos de gobierno?, ¿cuándo el narcotráfico rebaso la línea mínima de seguridad en México?, ¿qué hace falta para generar empleos?, ¿qué hicimos los jóvenes para no tener oportunidades?, ¿a los jóvenes nos perciben con influencia política?, ¿por qué desconfiamos en las autoridades?, ¿qué simpatías tenemos con los partidos políticos? - en fin - ¿cómo encaminar a un mejor país en todos los órdenes?.
Pero para llegar a desenmarañar estas y otras interrogantes, es trascendental que primero nos ubiquemos en el escenario de ¿dónde estamos parados?, para continuar impulsando foros como el acertadamente organizado por la Libre de Derecho de Puebla - sobre todo - en una entidad ubicada en el sótano de calidad en la educación (para ser precisos en el lugar 21, según el último reporte de la evaluación PISA aplicado por la OCDE); ya que de esta penosa situación los altos índices de deserción escolar traen consigo el hecho de que los jóvenes poblanos no estén en condiciones de adquirir conocimientos políticos, ni mucho menos estén expectantes de lo que los políticos hagan o dejen de hacer debido a la desconfianza que en ellos tienen. Disyuntiva que debe llevar a cabo un proceso paulatino para reorientar no sólo los planes gubernamentales sino sobre todo los planes académicos y con ello equipar a los jóvenes poblanos con los recursos necesarios para ejercer una ciudadanía política integral, más que dotarles de uniformes y útiles escolares como sugiere hoy día un candidato a la gubernatura.
Me parece claro que hasta que los políticos no sean receptivos de lo que pasa a los jóvenes y, en particular, al hecho de que la juventud poblana debido a su escasa inserción en los ámbitos político, social y laboral, no cuente realmente con los incentivos suficientes para participar y expresar libre y decididamente sus inquietudes y demandas, el desaliento y la apatía política seguirán siendo una constante como bien han mencionado otros columnistas.
Lo cierto es que los jóvenes tenemos mucho por hacer y mucho por decir, a pesar de que como externara Freud “la voz del intelecto (juvenil) es suave, esta no descansará hasta que se haga escuchar” en la edificación de una mejor sociedad.
Sin duda, ejercicios deliberativos cada vez más ambiciosos que aglutinen no sólo a los actores políticos del momento sino a la juventud poblana en torno a la discusión de los temas torales de México, inculcará en esta la llamada “generación bicentenaria” una cultura más constante de participación, pero sobre todo una cultura de reflexión de nuestro pasado pero sobre todo de proyección hacia el futuro.
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