

En segundo lugar, la extraña desaparición – hasta hace unas semanas reconociéndolo como secuestro – del polémico político y jurista queretano Diego Fernández de Cevallos, mejor conocido con “el Jefe Diego”, se da en un contexto sumamente complicado para el gobierno calderonista quien insiste en hacer una guerra contra el crimen organizado pese al costo que esta tenga. Lo extraño de esta situación, como bien señalaran varías investigaciones publicadas la semana pasada en la revista Proceso, nos lleva a no dejar de lado la principal línea de investigación: el supuesto pacto que el gobierno federal tiene con el llamado favorito del sexenio Joaquín “el Chapo Guzmán”, líder del cartel de Sinaloa, personaje polémico que durante el sexenio del primer gobierno panista, pese a la parafernalia de su detención pudo darse a la fuga al puro estilo hollywoodense de una de las prisiones de máxima seguridad (Puente Grande en Jalisco) y quien actualmente goza de la mención entre los líderes más poderosos del mundo en la revista Forbes, al grado de ser considerado para unos la versión moderna del colombiano Pablo Escobar Gaviria dado el poder económico y político que ha puesto en jaque al Estado Mexicano. De ahí que no resulta para nada extraño que el secuestro del Jefe Diego se dé a cambio de un pacto con otros carteles de la droga llámese como se llame e, incluso establecer un punto de inflexión entre éstos y el cartel de Sinaloa. El costo de ello puede tener graves consecuencias y puntos irreconciliables en la negociación, veamos los pros y contras de ello, existen dos hipótesis a comprobar, una es que el gobierno mexicano asiente la negociación y establezca un nuevo orden en las cosas lo cual resulta improbable dado que es ilógico pensar que entre los cárteles de la droga puedan establecerse regiones de mercado sin que uno u otro en ella intervenga; segunda hipótesis, el gobierno mexicano hace frente a los carteles de la droga desplegando toda su fuerza a cambio de darle a los mexicanos un nuevo héroe de la democracia y de la preservación del Estado de Derecho de cara al 2012, lo cual pondría en entre dicho el interés del poderoso circulo del Jefe Diego para permitir el acontecimiento de tal crimen en pro de un estado político ideal, discusión que seguramente ya se da en el seno del gabinete de seguridad orquestado por los alfiles del poderoso Fernández de Cevallos: Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación y Arturo Chávez Chávez, Procurador General de la República. Lo cierto de todo ello es que el conocimiento de Digo sobre los tejes y manejes finos de la política nacional han puesto el dedo en la llaga del gobierno calderonista, propiciando por la importancia política y de seguridad nacional del asunto la crisis más grave que padece el gobierno mexicano y cuya probables soluciones seguramente ha puesto a más de uno de cabeza por las implicaciones de corrupción que existen en los más altos círculos de la política nacional y costo que ellas traerán consigo.
Veamos como acaba este polémico asunto al final.
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