Muchas son sin duda las formas en que la sociedad se comunica, se expresa, se exalta, transmite un sentimiento y refleja un estado de ánimo; esta comunicación lo mismo se da entre personas que entre instituciones, caso particular es la explosión de adrenalina y jubilo que los mexicanos tuvimos en todos los rincones del mundo el pasado jueves luego de la victoria contundente de nuestra selección frente al subcampeón del mundo, triunfo que permitió a los mexicanos olvidarnos de todo por un momento, de dejar atrás los enconos y la decepción por las campañas y el lenguaje de los candidatos en todos los rincones (particularmente en Puebla y Veracruz), en fin, se bloqueo por un momento el sufrimiento que atraviesa México causado por diferentes y muy graves acontecimientos.
La selección nacional animada por un icono del deporte nacional, Cuauhtémoc Blanco, desbordada por las jugadas de Gio y la contundencia de el Chicharito Hernández tuvo el merito suficiente de cambiar el ánimo de los mexicanos, de decirnos “si se puede” – desde luego hasta el tiempo que dure su participación mundialista – de encontrar en este momento tan ríspido un motivo de orgullo nacional.
Nadie puede negar que el futbol represente muchas cosas en un país como el nuestro, en un país futbolero, un país que se paraliza por el bombardeo televisivo para creer en “la verde” sobredimensionando por mucho la expectativa real de una victoria, una victoria que sabe a campeonato, una victoria que confunde a muchos y reanima a otros tantos, una victoria que se convierte en factor de unidad nacional y expectativa de transformación como lo es la campaña encabezada por su director técnico y llamada Iniciativa México.
Independientemente de lo anterior, la fiesta mundialista que ha captado la atención de propios y extraños coexiste con un panorama sumamente difícil para México debido al aumento de la inseguridad, tan sólo en los últimos días ha aumentado el número de víctimas de una guerra cuyo fin no se ve muy pronto, ello representa un conflicto que ha sobrepasado la expectativa del gobierno calderonista y cuyas víctimas hoy exigen que ésta acabe. El número de muertos ha registrado a México como un país sumamente violento y sumido en una crisis de seguridad, tan sólo el número de decesos por esta violencia desatada por el crimen organizado registra ya los 30 mil en lo que va del año. El panorama en lo general no es tan alentador, la percepción ciudadana ha perdido la tranquilidad y la confianza en un gobierno que tardó mucho tiempo para dar una explicación.
No cabe duda que un solo partido de futbol es capaz de levantar el descorazonado ánimo de los mexicanos, aunque sea sólo por un momento.
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