Luego de ser anunciado que se buscará que los 21 diputados electos por la coalición Compromiso por Puebla integren una sola fracción parlamentaria bajo el esquema actual de la ley orgánica del Congreso Estatal, salta la duda de cuál será su comportamiento y más aún cuan alto será el grado de complicidad y dependencia que los legisladores aliancistas tenderán hacia el ejecutivo del estado, ya que la sola posibilidad de hacer a un lado la modernización del congreso local deja en evidencia el bajo perfil que habrá entre las bancadas, cuya inexperiencia en el ejercicio parlamentario impedirá avanzar en temas torales como lograr la autonomía de los poderes Judicial y Legislativo respecto de la reminiscencia autoritaria que hay con el Ejecutivo.
De este modo, la declaración del Secretario general del PAN en Puebla, Pablo Montiel, demuestra algunos de los argumentos ya vertidos en este espacio, referentes al hecho de que la bancada panista peca de ser una caballada muy flaca para lograr consensos y más aún, un cabildeo eficiente en la transición política de Puebla, la cual se verá rebasada por figuras políticas más experimentadas y con mayor talento en otras expresiones ideológicas con quienes buscarán formar una sola fracción. Más aún, la coyuntura congresional será motivo de muchas líneas más de análisis y argumentación, toda vez que la bancada del PRI, por su parte, se dividirá en facciones opuestas y contradictorias: los alineados al zavalismo y los que yo denominaría complacientes del nuevo gobierno, teniendo los primeros tal como ya se vislumbra dos líderes, uno impuesto en la persona de Lauro Sánchez (gris ex coordinador de asesores del ejecutivo) y quien en verdad será el timonel de la bancada tricolor, José Luis Marquez, quien tendrá al final que consensar con su bancada y en particular con el grupo de diputados que ya se vislumbra serán complacientes de los requerimientos del ejecutivo y las circunstancias, agrupados en la figura timorata de Enrique Doger. Bajo este escenario hipotético de funcionamiento del congreso del estado, poca será su efectividad y pocos serán los debates de de altura que veremos los poblanos, ya que los perfiles de nuestros diputados electos y su hasta hoy conformación, centrará las discusiones en asuntos vagos e intrascendentes, tal como en la actualidad acontece con la presente legislatura.
Ahora bien, sería sano para Puebla que la próxima legislatura se pronunciara respecto a una reforma integral al funcionamiento del Congreso y con ella diera pauta a la conformación de una Junta de Coordinación para permitir mayores consensos en su interior, así como garantizar y transparentar la impartición de justicia en Puebla, ambas reformas lograran darle verdadera autonomía a los poderes legislativo y judicial, buscando evitar en mayor o menor medida la expresión del autoritarismo político que persiste en la Entidad, con esta dinámica se abriría la antesala de la discusión sobre los excesos, abusos e impunidad de varios funcionarios públicos, desde Presientes Municipales hasta Secretarios de Estado. Sin embargo, a mi juicio el camino hacia la autonomía del Congreso se ve aún sinuoso y como la capital poblana, lleno de baches que sólo serán enmendados.
De ahí que las preguntas que dejo en la mesa para la reflexión de nuestros próximos legisladores y sus líderes partidistas son: ¿dónde quedaron las promesas de campaña? y ¿para quién o para quienes atenderán sus ¨compromisos¨? ya que como siempre los ciudadanos poblanos somos los últimos en ser considerados sobre lo que es mejor para nuestra entidad.
De este modo, la declaración del Secretario general del PAN en Puebla, Pablo Montiel, demuestra algunos de los argumentos ya vertidos en este espacio, referentes al hecho de que la bancada panista peca de ser una caballada muy flaca para lograr consensos y más aún, un cabildeo eficiente en la transición política de Puebla, la cual se verá rebasada por figuras políticas más experimentadas y con mayor talento en otras expresiones ideológicas con quienes buscarán formar una sola fracción. Más aún, la coyuntura congresional será motivo de muchas líneas más de análisis y argumentación, toda vez que la bancada del PRI, por su parte, se dividirá en facciones opuestas y contradictorias: los alineados al zavalismo y los que yo denominaría complacientes del nuevo gobierno, teniendo los primeros tal como ya se vislumbra dos líderes, uno impuesto en la persona de Lauro Sánchez (gris ex coordinador de asesores del ejecutivo) y quien en verdad será el timonel de la bancada tricolor, José Luis Marquez, quien tendrá al final que consensar con su bancada y en particular con el grupo de diputados que ya se vislumbra serán complacientes de los requerimientos del ejecutivo y las circunstancias, agrupados en la figura timorata de Enrique Doger. Bajo este escenario hipotético de funcionamiento del congreso del estado, poca será su efectividad y pocos serán los debates de de altura que veremos los poblanos, ya que los perfiles de nuestros diputados electos y su hasta hoy conformación, centrará las discusiones en asuntos vagos e intrascendentes, tal como en la actualidad acontece con la presente legislatura.
Ahora bien, sería sano para Puebla que la próxima legislatura se pronunciara respecto a una reforma integral al funcionamiento del Congreso y con ella diera pauta a la conformación de una Junta de Coordinación para permitir mayores consensos en su interior, así como garantizar y transparentar la impartición de justicia en Puebla, ambas reformas lograran darle verdadera autonomía a los poderes legislativo y judicial, buscando evitar en mayor o menor medida la expresión del autoritarismo político que persiste en la Entidad, con esta dinámica se abriría la antesala de la discusión sobre los excesos, abusos e impunidad de varios funcionarios públicos, desde Presientes Municipales hasta Secretarios de Estado. Sin embargo, a mi juicio el camino hacia la autonomía del Congreso se ve aún sinuoso y como la capital poblana, lleno de baches que sólo serán enmendados.
De ahí que las preguntas que dejo en la mesa para la reflexión de nuestros próximos legisladores y sus líderes partidistas son: ¿dónde quedaron las promesas de campaña? y ¿para quién o para quienes atenderán sus ¨compromisos¨? ya que como siempre los ciudadanos poblanos somos los últimos en ser considerados sobre lo que es mejor para nuestra entidad.
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