Cada vez que los articulistas y columnistas comentamos o especulamos sobre el futuro incierto de los políticos y sobre todo de los partidos políticos, resulta harto difícil emitir un juicio de valor cien por ciento acertado, en donde siempre alguien o un grupo político determinado resulta ofendido y tache a la libertad de expresión como grillete de los grupos de interés, sin embargo, bien es cierto de que la política despierta las más bajas pasiones por la lucha y el control de los espacios de poder tal como vemos hoy en día que sucede al interior del Revolucionario Institucional, en donde luego de perder apabullantemente las elecciones en la entidad poblana, tal parece no han podido encauzar el timonel del barco para llegar unidos a buen puerto. Y es que sin duda, quedarse en la orfandad política a la expectativa de lo que sucederá en la reingeniería de la administración pública que anunciará la semana pasada el equipo de transición del Ejecutivo Electo, implica que más de uno levanten la mano para dirigir los destinos del tricolor en un año en donde será difícil vivir en el error o como dijera el extinto Profe. Hank González “vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.
Por tanto, sin mencionar nombres y ofender la inteligencia, muchas son ya las voces que apuntalan a uno y desacreditan a otros, otros más se reúnen en la clandestinidad para evitar que la línea se imponga y como en todas las familias unos menos, aparecen ante los reflectores para levantar la mano y ver que les toca. Lo cierto es, que el priismo padece “el síndrome de la confusión” en Puebla, sin analizar que el factor 2012 irá por aquel que garantice la unidad sin desbandadas, el dialogo y el discurso de una oposición responsable y participe del ejercicio de gobierno desde el Congreso y en contra de la simulación pactada que dilapido a este partido en las pasadas elecciones. Los priistas ante este adverso escenario, tienen el enorme reto de inhibir sus purgas internas, la cacería de brujas y la imposición del pensamiento único, si desean consolidar sus 800mil votos nada despreciables en la entidad poblana.
Las piezas del ajedrez priísta ya están en movimiento en el tablero nacional, y Puebla al igual que Oaxaca, serán plazas difíciles electoralmente hablando, por tanto si el rey desea dar mate debe hacer ciertos enroques para lograr que los peones puedan coronarlo y dichos enroques implican el juego político poblano luego del hecatombe del pasado 4 de julio y en donde la cereza del pastel será la renovación en la dirigencia del PRI en Puebla.
Por tanto, sin mencionar nombres y ofender la inteligencia, muchas son ya las voces que apuntalan a uno y desacreditan a otros, otros más se reúnen en la clandestinidad para evitar que la línea se imponga y como en todas las familias unos menos, aparecen ante los reflectores para levantar la mano y ver que les toca. Lo cierto es, que el priismo padece “el síndrome de la confusión” en Puebla, sin analizar que el factor 2012 irá por aquel que garantice la unidad sin desbandadas, el dialogo y el discurso de una oposición responsable y participe del ejercicio de gobierno desde el Congreso y en contra de la simulación pactada que dilapido a este partido en las pasadas elecciones. Los priistas ante este adverso escenario, tienen el enorme reto de inhibir sus purgas internas, la cacería de brujas y la imposición del pensamiento único, si desean consolidar sus 800mil votos nada despreciables en la entidad poblana.
Las piezas del ajedrez priísta ya están en movimiento en el tablero nacional, y Puebla al igual que Oaxaca, serán plazas difíciles electoralmente hablando, por tanto si el rey desea dar mate debe hacer ciertos enroques para lograr que los peones puedan coronarlo y dichos enroques implican el juego político poblano luego del hecatombe del pasado 4 de julio y en donde la cereza del pastel será la renovación en la dirigencia del PRI en Puebla.
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