Nadie puede negar que el talante político de Rafael Moreno Valle fue determinante para construir una candidatura sólida dentro del panismo poblano a partir de alianzas estratégicas que le permitieron no sólo ganar con un amplio margen de diferencia sino le permite hoy convertirse en el líder político que por años el PAN busco, el líder – gobernante que marca ya un hito y una nueva historia política para un partido acostumbrado a ser oposición y que ahora matiza en su breviario cultural la palabra “triunfo”.
Así inicio la nueva era de Acción Nacional en Puebla, con el arribo de Moreno Valle como el político nato que transformó los discursos, las formas, las estrategias y el sentido mismo de entender la política partidista en Acción Nacional, tal como se evidenció este fin de semana con la unción del nuevo dirigente municipal panista Gerardo Maldonado ante poco más de 1200 militantes albiazules y en donde más allá de la crítica que pudiera hacerse sobre un personaje que hasta ayer era prácticamente un desconocido, valdría la pena ver los hilos finos que entretejieron su candidatura de unidad y más aún la lista de quienes integran su Comité y el papel que cada uno de ello tendrá en los próximos días, pues de esa lista saldrán los nombres de los hombres y mujeres que harán el trabajo fino que encomendó el hoy mandatario electo en la capital poblana y que es el punto medular de la renovación panista en Puebla: la formación de nuevos cuadros que ofrezcan una alternativa real de competencia y trabajo disciplinado para el nuevo líder estatal.
La sola presencia del mandatario electo, quien pronunciara en su discurso las nuevas directrices partidistas, exhortando a su militancia a dejar atrás sus enconos y trabajar juntos por un mejor Estado, deja entrever la personalidad del político de pensamiento y acción que inicia así el complicado ejercicio del poder en el tablero de ajedrez político estatal. En esta ocasión no hubo simulaciones, pactos en lo oscurito y riñas a las que en ocasiones la línea y las familias custodias acostumbraron a la militancia panista, tampoco hubo ánimos triunfalistas, sino la expectativa de saber cuál será el comportamiento y relación partido – gobierno y cuál sería el mensaje entre líneas que enviaría el hoy mandatario estatal a la militancia y sus liderazgos, quienes en un principio dudaron de él por temor a la indiferencia, pero que hoy estar convencidos en que es mejor negociar con él que iniciar una guerra por mantener la hegemonía del Partido.
Así, pocos al interior del PAN entienden como Moreno Valle en la necesidad de construir acuerdos y formar nuevos cuadros, tal es el caso del actual procurador agrario Roberto Grajales Espina, quien se ha convertido en pieza clave para el mandatario electo por su efectividad operativa y sensibilidad pragmática al interior de las entrañas del panismo, joven liderazgo que en fechas próximas se integrará como alfil del morenovallismo en el equipo de transición tal como lo anunciara el propio Moreno Valle este fin de semana. De este modo inicia el ciclo del morenovallismo para Acción Nacional y el acomodo de las fuerzas políticas en su interior para dar inicio a la ya esperada transición para Puebla, luego de tortuosos 80 años de un estilo de gobierno que sólo evidencio su fracaso.
Este es el primer paso de una serie de acciones que el mandatario electo inicia para descubrir los frentes en acción nacional a fin de no dejar un solo cabo suelto y en donde Roberto Grajales será pieza fundamental en el tablero morenovallista.
Así inicio la nueva era de Acción Nacional en Puebla, con el arribo de Moreno Valle como el político nato que transformó los discursos, las formas, las estrategias y el sentido mismo de entender la política partidista en Acción Nacional, tal como se evidenció este fin de semana con la unción del nuevo dirigente municipal panista Gerardo Maldonado ante poco más de 1200 militantes albiazules y en donde más allá de la crítica que pudiera hacerse sobre un personaje que hasta ayer era prácticamente un desconocido, valdría la pena ver los hilos finos que entretejieron su candidatura de unidad y más aún la lista de quienes integran su Comité y el papel que cada uno de ello tendrá en los próximos días, pues de esa lista saldrán los nombres de los hombres y mujeres que harán el trabajo fino que encomendó el hoy mandatario electo en la capital poblana y que es el punto medular de la renovación panista en Puebla: la formación de nuevos cuadros que ofrezcan una alternativa real de competencia y trabajo disciplinado para el nuevo líder estatal.
La sola presencia del mandatario electo, quien pronunciara en su discurso las nuevas directrices partidistas, exhortando a su militancia a dejar atrás sus enconos y trabajar juntos por un mejor Estado, deja entrever la personalidad del político de pensamiento y acción que inicia así el complicado ejercicio del poder en el tablero de ajedrez político estatal. En esta ocasión no hubo simulaciones, pactos en lo oscurito y riñas a las que en ocasiones la línea y las familias custodias acostumbraron a la militancia panista, tampoco hubo ánimos triunfalistas, sino la expectativa de saber cuál será el comportamiento y relación partido – gobierno y cuál sería el mensaje entre líneas que enviaría el hoy mandatario estatal a la militancia y sus liderazgos, quienes en un principio dudaron de él por temor a la indiferencia, pero que hoy estar convencidos en que es mejor negociar con él que iniciar una guerra por mantener la hegemonía del Partido.
Así, pocos al interior del PAN entienden como Moreno Valle en la necesidad de construir acuerdos y formar nuevos cuadros, tal es el caso del actual procurador agrario Roberto Grajales Espina, quien se ha convertido en pieza clave para el mandatario electo por su efectividad operativa y sensibilidad pragmática al interior de las entrañas del panismo, joven liderazgo que en fechas próximas se integrará como alfil del morenovallismo en el equipo de transición tal como lo anunciara el propio Moreno Valle este fin de semana. De este modo inicia el ciclo del morenovallismo para Acción Nacional y el acomodo de las fuerzas políticas en su interior para dar inicio a la ya esperada transición para Puebla, luego de tortuosos 80 años de un estilo de gobierno que sólo evidencio su fracaso.
Este es el primer paso de una serie de acciones que el mandatario electo inicia para descubrir los frentes en acción nacional a fin de no dejar un solo cabo suelto y en donde Roberto Grajales será pieza fundamental en el tablero morenovallista.
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