Reinventar un gobierno no es tare sencilla, sobre todo cuando la tendencia de la nueva gestión pública se orienta a la concepción de un gobierno que trabaje mejor y cueste menos, programa éste ultimo ideado del slogan de campaña en 1993 por el Vicepresidente de Estados Unidos - Al Gore, y que tiende a maximizar la organización burocrática de todo gobierno. Por su parte, un caso de éxito en la nueva dinámica de la gestión pública lo representa la "Ley del Nuevo Trato" expedida por el Congreso chileno en 2003, la cual crea la Alta Dirección Pública para fijar un filtro inicial de mérito para optar al cargo y mantener dichos puestos bajo la calidad de exclusiva confianza de la autoridad correspondiente, mecanismo que se ha convertido en una de las transformaciones más trascendentes en la modernización del Estado chileno, buscando con ello garantizar la operatividad de la acción gubernamental a partir de la profesionalización de una burocracia de carrera.
No obstante estos ejemplos de buenas prácticas, en estos momentos de manera dominante en la Administración y el Sector Público en todas latitudes, predomina el nombramiento de directivos públicos por razones de criterios de confianza – ya sea política o personal - , y en la mayoría de los casos, entre unos candidatos idóneos por sus capacidades y habilidades, lo que en definitiva predomina es el compadrazgo y la lealtad política a un proyecto de gobierno, situación que ocasiona opacidad y la falta de continuidad de las políticas públicas, provocando así mismo una alta rotación y movilidad de su personal y la escases de profesionistas preparados, con experiencia y visión en el sector y las políticas públicas. Lograr la eficiencia del sector público, más allá del binomio trabajo mejor al menor costo, implica logar un cambio de percepciones y visiones de los funcionarios públicos y los políticos para permitir la continuidad de servidores públicos que cuentan con la experiencia pragmática que su trabajo les ha dado a lo largo de los años en vez de sólo reinventar el plano de la organización burocrática.
Esto desde mi concepción, debería ser el comienzo de un proyecto organizativo de la Administración Pública en Puebla, en donde la utilización de los medios adecuados se combine para la consecución de objetivos de largo alcance que permita mantener en niveles de eficacia razonable el ejercicio de la acción gubernamental. La eficiencia en la Gestión Pública es vicaria de la eficacia, que viene condicionada por el modelo de equidad colectiva y el balance en la elección de los servidores públicos que integran el nuevo gobierno.
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