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LA HORA DEL CAMBIO PARA ACCIÓN NACIONAL LLEGÓ!



La democracia no está amenazada por el

régimen de partidos sino por la orientación contemporánea de sus estructuras interiores:

el peligro no está en la existencia misma de los partidos, sino en la naturaleza militar,

religiosa y totalitaria que revisten a veces

Maurice DUVERGER.

No cabe duda que la política es un círculo para los menos – virtuoso, para los más (ignorantes), de complicidades, simulaciones y arrebatos incluso carnales. He aquí la historia siempre compleja de entender las dinámicas del poder y más aún las coyunturas que obligan a los partidos políticos adaptarse a los nuevos tiempos que viven frente a la resistencia que oponen algunos a la evolución siempre necesaria de darle el poder a nuevos rostros, a nuevos liderazgos que ganan día a día presencia frente aquellos que se abstraen de una realidad que los lapida y más aún, que acota sus espacios de decisión.

Por diversas coincidencias, he sostenido en estas últimas semanas diversas conversaciones con personajes de diversas corrientes ideológicas e incluso posiciones políticas nacionales y estatales sobre el futuro de Acción Nacional en Puebla: básicamente todas ellas especulan sobre la suerte que correrá dicho instituto político, el cual se encuentra a un paso de concluir el proceso interno de renovación del Consejo Político que decidirá el destino de Acción Nacional por tres años; proceso éste último que ha sido por demás complicado, accidentado y arbitrario de parte de quienes debieran garantizar la imparcialidad y el respeto a la voluntad expresada por su militancia a lo largo y ancho del Estado de Puebla.

Por desgracia, la opinión pública ha sido testigo mudo de un proceso que ha lastimado sin medida a una militancia que por cerca de diez años toleró la opacidad y torpeza de sus últimas dirigencias, mismas que han obligado a sus militantes a levantar la voz y exigir mayores espacios de decisión e irrestricto respeto a su persona como aspiración e idea fuerza que sustenta las bases de la plataforma política de dicho instituto político. Lamentablemente, aquellos que guían su actuar bajo dogmas de conducta simplistas y escolásticas, hoy se resisten a entender que la realidad política del Estado de Puebla los rebasó y que el partido que condujeron por el camino sinuoso de la opacidad y la complicidad simulada que tuvieron con el gobierno marinista (Eduardo Rivera y Rafael Micalco), viró hacia una nueva ruta marcada por una nueva generación de actores políticos – llámeseles como se les quiera llamar – actores políticos que pese a al desinformada crítica mediática que han enfrentado, comprendieron su papel frente a esta nueva dinámica de poder abanderando y dando voz aquellos que creen en la necesidad de tener un partido incluyente, plural y capaz de anteponerse frente a los intereses de la medianía con ética, transparencia y sobre todo legalidad.

Así, bien podemos decir que el peor pecado que existe entre los hombres es la soberbia, por ende puedo afirmar que la veleidad segó a un timorato dirigente al grado de ofuscar su pensamiento para recurrir a todo tipo de tropelías y dislates jurídicos para tratar de inhibir a las voces que han hecho eco y cimbrado las consciencias de una militancia noble que apuesta por la recuperación de la identidad democrática que le dieran sus fundadores, arrebatada hoy por personajes de poca monta.

Por tanto, más allá de la desinformación que en últimos días a través de diversos medios se da del tema, la situación del PAN en Puebla ha tenido tal resonancia, que sus implicaciones obligan a reflexionar el papel de los partidos políticos del siglo XXI y la necesidad de normar la vida interna de los partidos bajo los valores de la ética política y los principios de objetividad, transparencia, imparcialidad y legalidad.

Especulaciones o no, lo cierto es que el PAN esta por abrir la brecha del camino de la ortodoxia hacia el camino de la democracia que requiere un nuevo Gobierno emanado de sus siglas y una nueva mentalidad de acción política en Puebla encaminada al bien común.

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