Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación. A primera vista esta afirmación puede parecer trivial, o más bien obvia, o poco generosa, o quizá las tres cosas a la vez. Menciono lo anterior dado que en política antes que hablar hay que razonar lo que se va a decir, pues siempre será cuestionado y analizado entre líneas el mensaje y el discurso de los políticos sin cortapisas y sin simulación ante cualquier medio de comunicación.
Este es el parco error del dirigente estatal del PAN Juan Carlos Mondragon Quintana, quien el pasado fin de semana señalará ante medios de comunicación la supuesta ingerencia del Secretario General de Gobierno para pactar un acuerdo en las candidaturas al Senado en Puebla para Acción Nacional y con ello beneficiar en la prodigiosa posición uno a Javier Lozano Alarcon. Esta penosa declaración sacada de la manga por un personaje de poca monta parece ser más una muestra de frustración y recelo que de madurez y sensibilidad política razonada, cualidad que se entiende por antonomasia debieran tener los liderazgos en cualquier instituto político – grave error que el nobel dirigente no pudo visualizar – Y es que en el contexto, más que en las frustraciones, la candidatura de Javier Lozano al Senado representa una propuesta de mayor rentabilidad electoral para el PAN poblano y la continuidad en el poder de un grupo encabezado por el mismo Presidente de la República, su talante y cualidades discursivas le permiten a Lozano llevar a la cámara alta los intereses del equipo calderonista y la continuidad de un proyecto humanista en las altas esferas del poder para la consecución de importantes reformas legales para México en la nueva etapa republicana que iniciará pasada la elección del primero de julio.
Bajo las anteriores puntualizaciones dignas de un análisis más profundo, las declaraciones del novato Juan Carlos Mondragon, quien demostró no tener un buen timing de los escenarios políticos en Puebla, demeritan no sólo las capacidades de negociación del ex secretario del trabajo sino las razones de su participación en Puebla para fortalecer el proyecto calderonista por la importancia político – electoral que el Estado de Puebla representa para la continuidad de Acción Nacional en el gobierno federal; sus declaraciones no son muestra de un partido debilitado, sino la muestra evidente de una dirigencia y un grupo político encabezado por el yunque poblano que saca a la luz pública sus frustraciones y su recelo ante los apabullantes resultados que las huestes afines al titular del Ejecutivo les han propinado en los últimos meses.
En una democracia hay vencedores y vencidos, por lo que resulta por demás inverosímil la declaración de un dirigente estatal con una extraña mezcla de victoria y derrota a la vez, evidenciando el estado de ánimo fatalista de aquellos que debieran en este momento hacer una análisis prospectivo de estrategia electoral para ganar la contienda constitucional con candidatos fuertes en vez de andar abonando al conformismo y la intriga, que en nada responde a la unidad discursiva de la que tan frecuentemente se les escucha hablar.
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