A menos de quince días de la
elección, el escenario político está más cerrado que nunca. La izquierda
abanderada por Andrés Manuel López Obrador, quien hasta hace un par de años parecía
ser el enemigo político número uno del gobierno Calderonista ha sabido manejar
una campaña que luego de dudas y negativos ha ido de menos a más,
repuntando al grado de tener posibilidades reales de triunfo en un
contexto de hartazgo social y, sumando cada día más apoyos en su causa.
Agreguemos a ello, la
inconformidad de una juventud que aglutina a 30 millones de votantes de los
cuales 3.5 millones votaran por primera vez y, que en términos pragmáticos puede
ser factor determinante el próximo primero de julio, por dos razones, primero,
su peso poblacional, y en segundo lugar, porque las manifestaciones y
cuestionamientos que abiertamente han hecho frente al retroceso que representa
el Revolucionario Institucional con evidentes muestras de autoritarismo y
corrupción, y en menor medida, la critica a la continuidad de un régimen que no
ha sido capaz de generar una transformación real y garantizar un clima de
estabilidad y seguridad pública en doce años, ello abre la posibilidad de la
alternancia en favor de la izquierda mexicana quien ha sido receptora por años
de la incertidumbre y el hartazgo social y, cuyo principal reto será vencer a
la impunidad que no conoce banderas y clases sociales.
En este contexto, repleto de
intrigas y especulaciones, que parten de la publicación de una encuesta del
Periódico Reforma y más tarde otra de Berumen, las tendencias marcan ya el
reposicionamiento de los candidatos Josefina y Andres Manuel frente
al puntero Peña Nieto lo que avecina un escenario complicado si es que el ganador de
la contienda electoral no obtiene una considerable votación respecto del
segundo lugar.
El largo camino hacia la
transición será complejo, si a eso agregamos factores como la impunidad de los
exmandatarios priistas y sus supuestos vínculos con los carteles de la droga,
la manipulación mediática del duopolio televisivo, la muerte inexplicable de
periodistas, y un sinfín de etcéteras… “el horno no estará para bollos¨ como
dijera el Clásico y que mejor descripción de este escenario como lo sostuviera el celebre Granados Chapa: “un camino para escapar de la pudrición en
que se encuentra sumido nuestro país, por la inequidad social, la pobreza, la
incontenible violencia criminal, la corrupción que tantos beneficiarios genera”
…un camino del que escaparemos trivialmente con la elección del próximo primero
de Julio.
México necesita de una
recomposición total, la clase política necesita de nuevos rostros y maneras de
entender la pluralidad mexicana, por ello empezar a soñar un país diferente no
es una cuestión banal o una presunción pueril. Al tiempo.
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