La crónica de una muerte anunciada fue el preámbulo del cierre de campaña de Josefina en su aspiración a la Presidencia de la República durante su última gira a Puebla, en medio de un escenario adverso, con aparentes muestras de apoyo auspiciado con sigilo por la dirigencia estatal de su partido, su incondicional Titi y el alcalde capitalino. La incertidumbre total reinaba entre propios y extraños, algunos sonreirán, otros – “prisitas” disfrazados de panistas – se ocultaban envueltos en camisetas de Patricia Leal; discursos desangelados y una mezcla extraña entre riveristas y morenovallistas sínicamente ataviados reinaba en el centro expositor. Así fue su peregrinar durante 90 días de campaña, los desaciertos y la candidez marcaron su derrota.
La candidata impuesta por la derecha mexicana es hoy rehén de una clase política en estado de descomposición total, rehén de las fobias e intereses del grupo conocido como el Yunque, el mismo cuya estructura piramidal de la que todos hablan y pocos ven, la agiganto para luego anticipar su caída en voz de Manuel Espino y el expresidente Vicente Fox - a quien por cierto hoy pretenden expulsar sin argumentos jurídicos validos dado su estatuto diferenciado de los demás militantes panistas. Reporte Indigo publicó la semana pasada una entrevista que no tiene desperdicio alguno, Raúl Tortolero habla con Octavio Aguilar, tercero al frente en la campaña, el cual hace una serie de revelaciones desde las entrañas mismas de la campaña panista (http://indiga.cc/JosefinaTraicion) revelaciones que dan sustento a la teoría de la traición en su contra.
Aquí mis razones: La primera de ellas, porque pareciera que Josefina físicamente no estuvo apta y en condiciones de asumir el costo físico y psicológico que la empresa requiere, y lo digo no por su condición de mujer pues ser la primera candidata de un partido orientado a la derecha y dentro de una sociedad machista y misógina tiene su propio mérito, sino por una serie de fallas de su equipo cercano que no dimensionaron que el papel de una candidata denotaba algunas debilidades más que un candidato varón; en segundo lugar, Josefina no fue capaz en el corto tiempo de la precampaña y el arranque formal de la contienda de sumar y conseguir apoyos económicos que le permitieran mantener una campaña económicamente sustentable. En tercer lugar, viro muy lento a la defensa de su principal activo, su Partido y el gobierno de Calderón. En cuarto lugar la dispersión de su discurso, al no lograr conectarse en un primer momento a la realidad política, ni siquiera fue capaz de tocar el corazón de una nación misógina que nunca vio en ella la proeza de la mujer política, 12 mil votantes dejo mucho que desear frente a 12 años de gobierno.
Nada más triste que la realidad, eventos desangelados, rodeada de aduladores (algunos de ellos poblanos) los cuales imaginaron un mundo ideal a su lado, el cual no llegará. La aparente ingenuidad de sus cercanos, llevada a la soberbia orillo el descarrilamiento de su campaña mientras que el pragmatismo de la organización orilló a la traición, a saltar de barco y buscar inexcusables culpas en los demás.
Hoy el Partido le queda a deber mucho a su militancia, 70 años de luchar contra el poder absoluto y las tentaciones de lo mundano envían a la nobleza de sus principios al basurero electoral. Aquellas luchas por la democracia quedaron en el pasado, la real politik se impuso frente al idealismo humanista.
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