Frecuentemente me preguntan que cuántos
años tengo… ¡Qué importa eso!. Tengo la edad que quiero y siento. La
edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo,
sin miedo al fracaso, o lo desconocido. Tengo la experiencia de los años
vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos. ¡Qué importa
cuántos años tengo!. No quiero pensar en
ello. Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo. Pero
no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón
siente y mi cerebro dicte. Tengo los años necesarios para gritar lo que
pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir:
Eres muy joven, no lo lograrás. Tengo la edad en que las cosas se miran
con más calma, pero con el interés de seguir creciendo. Tengo los años
en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las
ilusionesse convierten en esperanza. Tengo los años en que el amor, a
veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirseen el fuego de una
pasión deseada. Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la
playa. ¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues
mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el
caminoderramé al ver mis ilusiones
rotas… valen mucho más que eso. ¡Qué importa si cumplo veinte,
cuarenta, o sesenta!. Lo que importa es la edad que siento. Tengo los
años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor
por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza
de mis anhelos. ¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!. Tengo
los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y
siento.
José Saramago
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