Puebla uno de los mayores centros de estudios en México cuenta con
422 instituciones de enseñanza superior sin una oferta clara que permita a sus
egresados desarrollarse en plenitud y peor aun, tener empleos bien remunerados.
Contamos con instituciones de gran prestigio, incentivos públicos que – en
apariencia – garantizan el ingreso de más jóvenes a la educación superior, una
oferta tan abundante de carreras y centros de enseñanza que generan expectativas
muy altas que no coinciden con la realidad, el resultado de lo anterior da
pauta a un grave déficits en relación a la oferta que el mercado tiene para los
egresados de las universidades, convirtiendo a éstas en fabricas de
desempleados e instituciones que propician solo la desigualdad. A nivel nacional se estima por la
Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo que 55 de
cada 100 profesionales no ejercen o no encuentran trabajo en las áreas que
estudiaron, lo que equivale a cuatro millones de profesionistas con un futuro
incierto. De acuerdo al Banco Mundial se
estima que a medida en que más personas tiene acceso a la educación, sus
ingresos aumentan reduciendo progresivamente la brecha entre ricos y pobres,
sin embargo, hay indicios que sugieren
que este incipiente logro genera a su vez la reducción al monto
adicional que ganaban los graduados de la universidad en comparación con los
que no adelantaron estudios superiores, lo cual mantiene estrecha relación con
una menor calidad de la educación universitaria, es decir, que a medida en que
los jóvenes reciben una educación mediocre, esta condiciona que en un futuro
próximo los profesionistas reciban sueldos igualmente mediocres para satisfacer
sus necesidades y expectativas,
propiciándose una desigualdad en los ingresos.
¿Qué falta por tanto para cambiar esta dicotomía que inhibe el
desarrollo y por tanto impide la movilidad económica como palanca de
transformación y mecanismo que compense la desigualdad?
Hay muchos y muy graves problemas en nuestro país; la educación es
un factor que incide en la mayoría de ellos, ya sea como causa, agravante o
posible solución. La educación es y seguirá siendo un tema vigente, mientras la
decadencia de la sociedad imprima antivalores en la juventud, mientras los
ciudadanos no sean capaces de verse a si mismos como referentes del ciudadano
modelo capaz de transformar su entorno con creatividad. Quizás sea necesario
para ello dar otras reglas de funcionamiento del mercado laboral en el que se
reconozca el trabajo y se le dé un valor justo, en donde la juventud actúe
libremente en base a la meritocracia y no al favoritismo y para ello se
requiere de reconocer el pensamiento y talento autónomo, distinto y hasta
opuesto. Se requiere una generación de universitarios cuya imaginación sea
capturada por la honesta y autentica
necesidad de generar un cambio social. Lograr lo anterior merece de
compromisos institucionales que prioricen los objetivos de la agenda de
política educativa. El reto es
revitalizar las políticas educativa orientadas a capitalizar el tiempo, los
recursos y el trabajo invertido por las instituciones de formación superior
para mejorar el nivel académico de sus egresados y hacerlos más competitivos. Se
requiere también reorientar la oferta académica de acuerdo a las necesidades
del mercado y las potencialidades de cada región para equilibrar desigualdades
y detonar un desarrollo progresivo sin paralelo, si de verdad queremos
transformar nuestra realidad. No basta
con promover créditos de emprendedurismo y fomentar el aumento de PYMES sin una
adecuada estrategia que combine talento con las necesidades del mercado o mejor
dicho con los perfiles profesionales que requieren las empresas y, que permita
en el corto tiempo la movilidad de los profesionistas e incentive la industria
y el consumo como flujo de una economía frenada por bajas expectativas de
crecimiento.
Esta es la co- evolución como fenómeno ontológico, el ápice para
la renovación de los valores del modelo de civilización actual, en donde a
través de la educación se prepare a
profesionistas comprometidos con su sociedad.
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